Estimada audiencia, sabemos que hoy y mañana aprovechando las reuniones de Padres y Apoderados, un grupo de Padres y Apoderados pro-movilizaciones recorrerá los cursos para solicitar su apoyo... a raíz de esto publicamos una carta de un apoderado que indica:
¡Entren Sres! Ustedes pueden entrar, son apoderados, tienen derecho
a ocupar estas salas. Nadie podría impedírselo, bajo ningún argumento
porque sería un poco dejar a sus hijos afuera y nosotros, no queremos
eso. ¡Jamás dejaríamos a sus hijos afuera!
Es bueno verlos, Sres; es bueno que Uds nos vean, después de 3
años de vuestro actuar por mano interpuesta; después de 3 años de
nosotros sufrir con nuestros hijos, el exilio pedagógico, afectivo y
psicológico que ustedes nos habían impuesto.
No estamos todos. Muchos han debido partir, muchos que soñaban llegar, no llegarán jamás.
Entren, los escuchamos. Queremos oír de sus labios el balance de "vuestra
epopeya". Esperamos desde hace mucho vuestra explicación sobre aquél niño
que murió en una barricada sin saber bien el por qué; sobre ese otro que
se aplastó la cabeza contra el suelo al caer de una muralla de su
colegio; sobre aquél que se atravesó el muslo con un fierro de la reja
de su establecimiento, y ese otro que quemó el 40% de su superficie
corporal en una fogata. Ustedes !Promotores-ayudistas-arengadores
deben explicarnos los destrozos en nuestro IN, patrimonio nacional;
y, sobretodo, ustedes deben dar cuentas por el ambiente oscuro, por los
rostros tristes, por la rabia perpetua, por el pedazo de infancia que
han robado a los niños; esos niños sin certezas, sin referentes, desencantados que se arrastran por los pasillos del otrora exultante de
vida, Instituto Nacional.
Tienen todo el tiempo necesario porque también deben explicarnos el
por qué de nuestras angustias; el cuáles eran o son nuestras culpas; el cuáles son vuestras verdades apodícticas que lo justifican todo.
Deben mostrarnos sus logros, los palpables, los visibles.
No ese paraíso
del futuro para niños del futuro y donde no estarán los nuestros.
Por último, dígannos, qué tienen contra el IN; qué tienen contra ese
proyecto educativo por el cual optaron y al cual accedieron libremente y
con sacrificio. Por qué vinieron si no les gustaba, si no satisfacía ni
sus principios ni sus expectativas.
Por qué quieren destruirlo. En aras de qué. Para poner qué en su lugar.
Sean, por respeto a tanto insomnio, a tanto dolor de ayer, de ahora y de
mañana, precisos, verdaderos, claros. Guárdense por esta vez los
panfletos, las frases hechas y los lugares comunes. Traten, por una
vez, de convencer y no de obligar; de sugerir, no de avasallar.
Y, si no fueran sus argumentos de la profundidad y de la altura que amerita este momento, retírense en paz.
Nosotros
y nuestros hijos, seguramente, con el paso de los días, cuando
hallamos reinstalado la alegría en nuestros corazones, los perdonaremos.
CONVERGENCIA INSTITUTANA
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