"Crear
un gran colegio de Artes y Ciencias capaz de dar costumbres y
carácter "
"El
gran fin del Instituto Nacional es dar a la Patria, ciudadanos que la
defiendan, la dirijan, la hagan florecer y le den honor ".
Un
sueño, una utopía tomaba cuerpo en la mente y en el corazón de
Camilo Henríquez, Manuel de Salas y Juan Egaña, en el Chile aún
monárquico de 1811.
El
"infante" vio la luz el 20 de Julio de 1813, pero
su bautizo y presentación en sociedad, fue el 10 de Agosto del mismo
año.
Viviendo,
el Instituto Nacional ha transitado por las 4 estaciones y cumplido, a pesar o en
razón de ellas, imperturbablemente, su misión. Chile y su historia
se confunden con sus raíces y se nutren de sus frutos, los acordes
de su himno han cobijado sus grandes momentos, el país se ha forjado
bajo su lema: Labor Omnia Vincit.
Hoy,
año 2013, a días de cumplir dos siglos, este monumento a la
historia ciudadana, se sostiene difícilmente. Privado de su savia
esencial, la actividad académica, arrastrado en la filosofía
autodestructiva de quienes deberían construirlo, resiste
heroicamente ante la indiferencia culpable de todo un país."Como
si no muriera nadie",allí, en pleno centro de Santiago, a
metros de La Moneda, la Catedral. el Centro Cívico y su hija, la
Universidad de Chile, el Instituto Nacional busca, valerosamente, la próxima
bocanada de aire.
Ni
un congresista, ni una sola figura del espectro político, ni un
miembro de las instituciones fundacionales del país que tanto se han
beneficiado con la presencia de sus hijos, acude a darle socorro.
Repito ,"Como si no muriera nadie" - y Poli Délano
seguramente no sospechó que escribía el epitafio del IN- , está
a punto de morir una de las fuentes de las que se nutrió y nutre aún
esta... nuestra Patria.
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